Una ama de casa con buenas ideas: marzo 2010

jueves, 25 de marzo de 2010

Los Gatos y el Embarazo

Mi marido y yo estamos planeando tener familia este año. Como sabrán (o quizás no), soy una amante y defensora de los animales, y como tal, no es raro que en mi casa tenga 7 hijos de 4 patas (4 perros y 3 gatunos).

Hace mucho que he oído de muchas personas que no pueden existir gatos en casa si se está en plan de quedar embarazada... mi sentido común me decía que no podía ser para tanto... El mito popular es inmenso y son pocos los que dicen que no importa tener gatunos.

Por lo mismo, quiero compartir un reportaje publicado en El Francotirador, el cual además de estar explicado en forma simple, aclara muchas dudas.
Si bien no soy de la idea de copiar "textual" contenidos de otros, no quiero que la nota pierda el encanto. Si el dueño no quiere que aparezca acá, me manda un mensaje y lo retiro sin problemas!

Fuente: El Francotirador

" ...Me siento obligado a interrumpir sus transmisiones normales para ofrecer un comunicado de servicio público.

Como si el asunto ya fuera costumbre, hoy – y por segunda vez en el año – me entero de una amiga que se está deshaciendo de su gato como “medida preventiva” debido a que se encuentra embarazada. Así, como si el animalito fuera un trasto viejo.

Después de todo, sólo es un gato, ¿no?

Ahora, entiendo que un embarazo significa una alegría que todos debemos esforzarnos en preservar, pero sucumbir a la ignorancia de las creencias populares al momento de recibir un hijo, es algo tan noble como exterminar los perros de la Plaza de la Constitución para recibir un nuevo gobierno.

Y dado que el oscurantimo se acabó en el medioevo, vamos a acabar de una vez por todas con cuatro grandes mitos sobre los gatos y el embarazo:


1. Los gatos son cochinos

Los gatos – y en general todo animal doméstico – es tan cochino como lo es su dueño. Claro: si al bicho le damos carne sin cocer o las sobras de la semana pasada, le limpiamos la caja de arena sólo cuando el hedor se hace insoportable y lo dejamos vagar entre los tarros de basura, ciertamente estará sucio.

Si usted se preocupa de darle una buena alimentación, desparasitarlo, tener sus vacunas al día y mantenerlo en condiciones higiénicas apropiadas, créame, hasta un cerdo puede ser limpio.


2. Los gatos transmiten enfermedades peligrosas para el feto

Esta es una realidad exagerada a niveles ridículos. Surge a raíz de la toxoplasmosis, una enfermedad infecciosa causada por el parásito toxoplasma gondii, que puede provocar defectos congénitos como ceguera o daño cerebral, siendo portada no sólo por gatos, sino por muchos otros animales.

Ahora, contrario a la idea de que la sola presencia del gato baste para que una embarazada la contraiga automáticamente (lo que sería todo un hallazgo científico) la toxoplasmosis se transmite:

1.Sólo manipulando las heces del animal (o como diría Juan Carlos Bodoque, la caca).

2.Sólo si esas heces tienen más de 24 horas de deposición.

3.Sólo si esas heces pertenecen a un gato que elimine toxoplasmas activos (un 2% de la población felina).

Entonces la recomendación es sencilla: si está embarazada y tiene un gato, evite ser usted quien se haga cargo de limpiar su caja de arena. Si su gato defeca en el patio, use guantes para manipular la tierra del jardín. Pero sobre todo, no se chupe los dedos después de hacerlo: el toxoplasma sólo se adquiere cuando es ingerido.

¡Ah! Y a propósito, la principal vía de contagio de la toxoplasmosis no son los gatos, fíjese… sino el consumo de carne cruda o mal cocida.



3. Los pelos de gato son peligrosos durante el embarazo

Todos hemos escuchado la historia de la pobre Tia Ema, que tras convivir con un gato tuvieron que extirparle una bola de pelos con la que se podría haber tejido un chaleco (seguro gracias a opiniones tan doctas como ésta).

La verdad es que mientras usted no se aficione a lamer a su gato, el único problema que encierran los pelos se asocia al asma y las reacciones alérgicas.

Ambas condiciones están relacionadas y, aunque en conjunto afectan entre un 11% a 15% de la población, sus efectos no suelen ir más allá de algunas molestias. Sólo cuando se trata de casos graves, la persona debería tomar medidas especiales o abstenerse de tener gatos (y no sólo durante el embarazo).


4. Los gatos son peligrosos para los bebés

Cualquier mascota que entra en el hogar es un miembro más de la familia. Como tal quiere, extraña y también puede sentirse desplazada si se le ignora tras la llegada de un bebé. Es lo mismo que sucede con los hermanos, por lo cual rige la misma recomendación: no hacerlas a un lado. No olvidar seguirles dando amor.

Quienes aún tengan dudas pueden ver aquí una recopilación de artículos sobre la convivencia entre niños y mascotas, o acá un puñado de testimonios de personas que – con el mismo temor – descubrieron lo que sucede al meclar gatos y bebés: absolutamente nada.

Claro, nada malo, porque beneficios hay muchos. En la mayoría de las páginas que visité sólo se habla de las ventajas que tiene para los niños crecer junto a animales, desde una mayor resistencia a enfermedades (incluyendo asma y alergia) hasta la internalización de aquel valor supremo que es el respeto a la vida.

Por eso, concluyo rescatando estas sabias palabras de la veterinaria mexicana, Mónica Vallejo:
Teniendo en cuenta las anteriores precauciones y prevenciones de enfermedades, no nos dejemos tampoco llevar por médicos ignorantes, apegados aún a la arcaica medicina hipocrática y aristotélica y que nos digan o insistan en que no debemos conservar a nuestras mascotas porque son un peligro potencial para nuestro bebé por nacer.


Si ya tenemos hijos, ¿qué explicación absurda les daremos cuando lo apartemos de su mejor amigo animal? ¿Seremos capaces de abandonar o regalar a su mascota?


En el caso de que sea el primer bebé, ¿qué le diremos cuando crezca y vea fotografías de aquella mascota “peligrosa”? ¿Le mentiremos torpemente o seremos capaces de decirle la verdad, bajo el riesgo de que crezca con una idea igualmente equivocada o de que nos diga que cómo fuimos capaces de deshacernos de nuestro animal favorito por causa de un médico mal informado?

(Y he comprobado la ignorancia en terreno… como buen hijo de médico).

ACTUALIZACIÓN: En adición y a propósito de lo anterior, acabo de tener una conversación con mi padre, Fernando Leal, medico cirujano titulado en la Universidad de Concepción, especializado como ginecólogo obstetra en la Universidad de Chile, con 30 años de ejercicio (no lo cuento para sobrarme, sino para que sepan que no fue compañero del doctor Nick Riviera).

Transcribo:
Viejo, cuando una señora embarazada te comenta que tiene gatos y le preocupa saber si eso le ocasionará problemas, ¿qué le respondes?

“En general si ya está embarazada, le digo que no hay problema. Eso porque existen tres enfermedades principales que un gato puede transmitir: la conocida como el arañazo del gato, cuya incidencia es tremendamente baja; y luego la listeriosis y la toxoplasmosis, cuyo riesgo también es bajo y se minimiza con algunas recomendaciones. Por eso, si la mujer ya está embarazada le digo que no hay problema en que conserve su gatito.

Ahora, si la mujer ha tenido problemas para concebir o bien para mantener el embarazo, entonces le pido que se haga un examen de listeriosis y toxoplasmosis. Si ese examen da positivo, entonces le sugiero que regale a su gato. Pero insisto, es sólo en casos en que no ha habido embarazo”.


Un Doctor posteó este artículo y dijo:
"Como doc sólo puedo reafirmar lo que mi buen amigo FT ha planteado notablemente en su post. El riesgo para una embarazada con los gatos es real tan sólo si nunca ha tenido un gato. Quienes tenemos cuchos muyyy probablemente somos seropositivos para el Toxoplasma (un 40% de la población chilena), es decir que ya cursamos con un cuadro asintomático de toxoplasmosis y en ese caso la embarazada no corre riesgos de transmisión fetal.


En la mujer embarazada hay algunas medidas que tomar para prevenir la toxoplasmosis:


- Medidas higiénicas: cocer la carne, evitar tocarse la mucosa oral u ocular cuando se maneja carne cruda, estricto lavado de manos después de cocinar, evitar contacto con materiales contaminados con heces de gato, lavar y pelar frutos vegetales


- Mujer embarazada debería usar guantes cuando jardinee y durante cualquier contacto con arena o estiércol.


- Óptimamente evaluar inmunidad previa de la embarazada, ya que una mujer seropositiva se considera fuera de riesgo."


Tendré que hacerme el exámen de inmunidad entonces!!!
Cariños a tod@s,
Alejandra.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Frascos y botellas rebeldes!

A quién no le ha pasado.... necesitas agregar un ingrediente a tu súper receta, o ese pan te está pidiendo a gritos untarle mermelada y el bendito frasco ¡no abre! Aguantas la respiración, haces fuerzas, tus dedos ya están rojos, tu frente se arruga... ya te estás poniendo verde como Hulk (no sé si es la rabia o sólo que aguantas el aire!) y no hay caso...

Hay muchas razones por las que las tapas de los frascos pueden pegarse: una es que contengan cosas que al secarse formen costras y la otra que estén cerradas herméticamente y que no tengan aire dentro dejándolas como "selladas".


 
Trucos
Muchas veces después que nos aburrimos de pelear con la apertura del frasco, viene cualquier otro voluntario y lo abre en un dos por tres dándoselas de He-Man... Esto pasa porque al pelear con la tapa la calentamos un poco, pero lo suficiente como para que se vuelva a dilatar, lista para que cualquier otro la abra.
Por lo tanto, si hablamos de aplicar calor para dilatar la tapa una alternativa es ponerla abajo de la canilla de agua caliente. Esto hace que se abra fácilmente.
Otros ocupan encendedores ó el fuego de la llama de la cocina (o estufa como le llaman en otros lugares), con los cuales calientan la orilla de la tapa y obtienen el mismo resultado; ojo!! no se les vaya a pasar la mano y el calor rompa el frasco!!

Si la razón de que la tapa esté dando problemas son residuos secos del contenido del envase, una estrategia es golpear la tapa con el mango de un cuchillo y dar varios golpes en los bordes por la parte de arriba, y por los lados. Si aún así la tapadera está dura, uno puede ayudarse con una toalla para no lastimarse tanto la mano. Otra posibilidad, si el diámetro del frasco no es muy grande, es utilizar el costado de una puerta abierta del lado de las bisagras y prensar la tapa del frasco entre el costado de la puerta y la pared. De esta manera hay más agarre y resulta más fácil aplicar fuerza sobre el frasco en vez de la tapa.

Los consejos clásicos son:
- Para abrir nuevamente el frasco o botella, basta voltearlo boca abajo y dar uno o dos golpes secos (no fuerte, porque rompería el frasco) en la tapa contra el piso; de este modo el residuo solidificado se rompe y, dado que ni el frasco ni la tapa se deforman, éste abre como normalmente lo debe hacer.

- Si está muy al vacío hacer un agujero en la tapa con un clavo para que entre aire y luego, lo abres.

- Ponerse un guante de lavar los platos (guante de goma) el cual dará más agarre.

- Uno que yo aprendí y fué hace muchos años atrás es ponerle ligas elásticas al frasco alrededor más un trapo húmedo de cocina, se gira la tapa y es menos resbaladizo.


Después de estos consejos, espero que puedan abrir ese frasco que los separa de un antojo... o de volverse locos!!!!
Saludos!
Alejandra.


viernes, 5 de marzo de 2010

Quitar manchas de Cera de Vela

Ufff... bueno, acá en Santiago de Chile gracias a Dios bien, luego del terremoto.... el sismo nos dejó 5 días con sus noches sin luz (bastante poco daño considerando lo que han sufrido otros compatriotas y mi propia familia en el sur del país...)
Con tantas noches a oscuras, las velas fueron nuestra salvación (hasta que mi marido pudo conseguir una lámpara a gas!). Si bien las velas nos sacaron del apuro, hoy con la calma y luz constante, noté el desastre en algunas telas con la cera derramada.... Cómo salvar una tela luego de este percance?

Trucos
Existen varios, pero hay algunas telas que son más problemáticas que otras y no darán los resultados deseados. Los tips generales son:

- Rascar los residuos frotando suavemente con los dedos, esto hará que se formen pequeñas bolitas de cera que se pueden retirar con suavidad. Posteriormente, poner un trapo viejo o papel absorbente sobre la mancha, aplica calor con la punta de la plancha (en seco, sin vapor!).
Escoge un papel que no tenga impurezas. Una buena elección es el papel bond. Cambiar el papel o la tela constantemente.Procura que la plancha no esté muy caliente y de reemplazar el papel de ser necesario. De otra forma, la mancha de parafina en vez de ser limpiada, se expandirá aún más. Los residuos que queden como "mancha"se eliminan con agua y vinagre.

- Rociar laca para cabello y luego frotar con un paño húmedo.

- Humedecer la mancha por los dos lados con alcohol puro. Después de unos cinco minutos frotarla con las manos, la cera se desprenderá.

- Poner la prenda en el congelador y retirar la cera como si se procede con la goma de mascar.

- Poner la prenda a hervir y sacar la cera que se desprenda con una espátula.

- Comprar alcohol de quemar y rociar la mancha con un pulverizador por encima de la cera, introducir la prenda a la lavadora y quedará sin rastro de cera y reluciente.

Ahora, me toca a mí remover las manchas! Hasta la próxima!!